Asfixias

¿Que sabes tú de mi? ¡No sabes nada¡.
Crees llenarte la boca con cosas sobre mí, no logras nada, no logras infundirme miedo. Ya no logras ni hacerme pensar.
Te crees dueño del mundo, del mundo donde habito, del mundo donde respiro y me dejas sin aire, me asfixias.
Te crees dueño de la vida y me gobiernas la mía como un dictador sin escrúpulos.
Y yo me rio a tus espaldas, y yo me rio desde adentro, me burlo de ti, te veo como fiera humana, como animal convertido en hombre, veo el poco dominio que tienes de las cosas, ¡y me rio¡,
me rio de tu fragilidad ante los hechos, me rio de tu simpleza ante la vida, me rio de tu posesión con los objetos que son solo eso, me rio del niño que se pronuncia con miedo en tu rostro, quien perdió el control por que otro más grande le quito un juguete.
Yo en cambio vuelo lejos, mientras tu furia rompe ciudades, mis ojos te miran, pero vuelo lejos a un mejor momento de mi vida, donde no existía tu, donde no existía nada.

El dolor se vuelve real cuando le ves tan cerca
No puedo dar un paso más hacia adelante
Simplemente no puedo, es que no entiendes que ya ni mi vos puede llamarte, ya ni mi suplica puede detenerte,
¿Qué sentido tiene vivir así?, cuando no quieres vivir.
¿Cómo me explico a mi mismo que hay un mañana? si el sonido se detiene en mi pecho y mi corazón cada vez late más lento,
si solo siento en mis venas la fuerza de la rabia,
¿Cuál es la diferencia de estar muerto o vivo? si ya mi cuerpo no respira tu cuerpo. No sé como dejarte ir, si no tengo vida sin ti , si los caminos se me cierran, solo conozco los que alguna vez me brindaste.
Pero no quiero tu lastima, cuando fui tuya tú fuiste mío,
de nada me sirve tu presencia si hoy me deja sin poder caminar, respirar o vivir,
he sentido tu compañía, como un espacio que ocupa un muerto con vida, no estás tus pensamiento pertenecen al camino que pronto tomaras, son tu palabras pañuelos de consuelo para mi frente. Solo necesito que te marches con esa lastima, que sientes que no te deja estar donde realmente quieres estar

Padre:

Tu cuerpo jamás ha sido mío, tu nombre, tu historia, tu vida…
Soy foránea a tu vida y a tu creación.
Y que importa, si ya ni mi pensamiento te pertenece
Si cada día que pasa soy más distante de ti en cuerpo y alma
Ya no quiero callar esto que siento, he empezado a reírme de mi misma por el desprecio que te tengo.
Te odio en sueños y cuando despierto no lo lamento,
Me irrita pensar que fui parte de ti, que llevo algo de ti en mí.
Desprecio tu nombre, ansió vengarme, del daño irremediable que llevaron tus acciones durante los años.
Pero mi fe me hace olvidar y me induce al perdón, “sabor que no quiero probar”. Quisiera odiarte hasta la muerte pero entiendo que entonces dejaría de ser yo para convertirme en usted.